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ASNADI 1683

🧬 Suplementos sin buena alimentación: la tendencia que confunde salud con atajos

  • mariajosemndieteti
  • 20 oct
  • 4 Min. de lectura

Introducción: la paradoja moderna de la nutrición


En los últimos años he observado en mi consulta un fenómeno cada vez más frecuente: personas que llegan convencidas de que su cansancio, su piel apagada o su dificultad para ganar masa muscular se resolverán con un suplemento.Sin embargo, al analizar su alimentación diaria, encuentro desayunos sin proteína, comidas con exceso de ultraprocesados y cenas pobres en micronutrientes.


Esta desconexión entre lo que el cuerpo necesita y lo que realmente recibe está creando una falsa sensación de bienestar. Los suplementos se han convertido en una especie de “escudo simbólico” contra los malos hábitos, cuando en realidad solo funcionan si existe una base sólida: una buena alimentación.


La raíz del problema: la cultura del atajo


Vivimos en una sociedad que premia la inmediatez. Queremos resultados rápidos: perder peso sin cambiar la dieta, ganar músculo sin cocinar, mejorar la piel sin aumentar el consumo de frutas o verduras.En este contexto, los suplementos se perciben como una solución “mágica”, pero la nutrición no funciona por acumulación de pastillas, sino por sinergia de alimentos y hábitos.


Un ejemplo frecuente en mi consulta es el uso indiscriminado de multivitamínicos. Muchas personas creen que “más es mejor”, pero la evidencia científica muestra que un exceso de ciertas vitaminas o minerales puede ser perjudicial.


Por ejemplo:


  • El exceso de vitamina A puede causar toxicidad hepática.

  • Dosis elevadas de zinc pueden interferir con la absorción del cobre.

  • Un consumo innecesario de antioxidantes puede alterar el equilibrio celular y reducir la respuesta adaptativa del cuerpo al ejercicio.


La alimentación real sigue siendo insustituible


Los alimentos son sistemas biológicos complejos, no simples fuentes de nutrientes aislados.La matriz alimentaria, es decir, la forma en que los nutrientes interactúan dentro de un alimento, influye enormemente en su absorción y aprovechamiento.


Por ejemplo:


  • El hierro vegetal (no hemo) se absorbe mejor cuando se combina con vitamina C, presente en frutas como el kiwi o el pimiento rojo.

  • El calcio de los lácteos o vegetales como el brócoli se asimila junto con proteínas y vitamina D, algo que un comprimido aislado no reproduce igual.

  • Los polifenoles de frutas y verduras actúan en conjunto con la fibra, regulando la microbiota intestinal, clave en la inmunidad y la inflamación.


Desde el punto de vista científico, ningún suplemento reproduce estas sinergias naturales.Por eso, cuando en consulta revisamos la alimentación, el primer paso siempre es reorganizar el plato, no llenar la despensa de botes.


Cuándo los suplementos sí son necesarios


Ahora bien, no se trata de demonizarlos. Los suplementos pueden ser una herramienta muy útil cuando se usan con criterio clínico.En mi práctica profesional los recomiendo, por ejemplo, en casos de:


  • Déficit de vitamina D, muy común en personas con poca exposición solar.

  • Vitamina B12 en pacientes veganos o vegetarianos.

  • Hierro en mujeres con anemia o reglas abundantes, siempre tras análisis.

  • Omega 3 (EPA y DHA) en personas que no consumen pescado azul con regularidad.

  • Creatina monohidratada, en deportistas con objetivos de fuerza o rendimiento comprobado.


En todos estos casos, el suplemento no reemplaza la dieta, sino que la complementa.Además, su uso debe estar supervisado por un profesional para ajustar dosis, duración y compatibilidad con otros nutrientes o medicamentos.


Reflexiones desde la consulta


Recuerdo el caso de una paciente que tomaba más de cinco suplementos diarios: colágeno, biotina, magnesio, vitamina C y zinc.Aun así, se sentía fatigada, su piel seguía apagada y su digestión era irregular.Tras analizar su alimentación, vimos que desayunaba bollería, almorzaba rápido y apenas consumía frutas o proteínas completas.En pocas semanas, al reestructurar sus comidas y mejorar su descanso, su energía y su piel mejoraron sin necesidad de la mayoría de esos suplementos.


Este tipo de casos me recuerdan cada día que la base de la salud sigue estando en el plato, no en el envase.


📚 Lo que dice la evidencia científica


  • Una revisión sistemática publicada en Annals of Internal Medicine (2019) concluyó que no existe evidencia sólidade que los suplementos multivitamínicos reduzcan el riesgo de enfermedades cardiovasculares o mortalidad general.

  • La European Food Safety Authority (EFSA) advierte que la suplementación sin control puede conducir a ingestas superiores al nivel máximo tolerable, especialmente con vitaminas liposolubles (A, D, E y K).

  • La World Health Organization (WHO) enfatiza que la prioridad debe ser una alimentación variada y equilibrada, usando suplementos solo en casos de deficiencia comprobada o necesidades específicas.


Estos datos refuerzan la idea de que los suplementos no deben ser el punto de partida, sino el último recurso tras una evaluación individual.


Conclusión: volver a lo esencial


Tomar suplementos no es malo, pero usarlos sin una base nutricional sólida es como decorar una casa sin cimientos.La nutrición efectiva no depende de la moda, sino del equilibrio: buena alimentación, descanso adecuado, ejercicio regular y manejo del estrés.


Como profesional, mi recomendación siempre es la misma:

Antes de comprar un suplemento, revisa tu plato. Si hay colores, fibra, proteínas de calidad y alimentos reales, ya estás haciendo mucho más por tu salud que cualquier cápsula podría lograr.
suplemento

 
 
 

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